Anoche no sabía de qué escribir hasta el momento en el que fui con una amiga por un helado antes de ver el último episodio de Luis Miguel. Y esto fue lo que detonó lo que hoy quiero compartirles:
— Charlie: “¿de qué es tu helado?”
— Amiga: “De Pie de Limón”.
— C: “¿No te da miedo combinar limón con lácteos?”
— A: “Diay no, sino de igual forma ¿cómo te comés un pie de limón normal?”
En este momento sé que deben estar pensando “¡qué mae más raro!”, pero para que me entiendan un poco de transfondo: Toda la vida desde que tengo memoria, me ha dado miedo combinar lácteos como cítricos (por ejemplo, tomar leche con chocolate luego de haberme tomado un vaso de jugo de limón o visceversa), porque mi mamá me decía que se me iba a “cortar la panza” y yo me imaginaba que sucedía algo así:
Ahora bien, yo sé que mi mamá me decía eso para evitar a un niño con constipación o problemas gástricos severos, pero el punto es que en cierto modo vivía una mentira, y la he sobrellevado todos mis días sin antes haber cuestionado siquiera qué significaba que se me cortara la panza.
Y lo que meditaba anoche es cómo podemos vivir en mentiras o verdades a medias, y nos justificamos y andamos por la vida señalando a los que no están alineados con nuestra supuesta verdad. Hoy en día nos enfrentamos al mayor consumo de media que se haya visto jamás. En nuestro hemisferio, dicho consumo se traduce en 612 minutos al día pegados a una pantalla recibiendo información de distintos tipos y alimentando nuestras burbujas. Y ese consumo cada vez se hace más íntimo puesto que lo llevamos en nuestros bolsillos:
La pregunta es: ¿Qué tanto nos cuestionamos todo lo que consumimos? Y esto no necesariamente proviene de una pantalla, eso solamente es una referencia a la cantidad de información que recibimos. Yo me refiero inclusive cuando nos dicen un chisme de alguien y no corroboramos su veracidad, o cuando tendemos a juzgar a alguien si antes conocer a esa persona o la situación que la rodea.
- “El presidente es un ladrón, todos los políticos son iguales” ¿Ya recopilaste toda la información para saber cuánto se robo o solo lo leíste en un comentario en Facebook?
- “Esa mae es una fácil con solo ver como se viste” ¿Ya lo comprobaste o solo estás juzgando?
- “Ese mae es un gran odioso con solo verle la cara” ¿Ya le hablaste? ¿Le preguntaste si todo va bien?
- “Ese mae es un rarazo, nada le gusta” ¿ya le preguntaste qué cosas sí le gustan?
“…y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” — Juan 8:32 (NVI)
En serio si nos encerramos en nuestras pre-concepciones, o nos creemos lo primero que nos dicen, o simplemente decidimos ignorar los hechos de las cosas, vivimos en una mentira. Vivimos encerrados en una realidad que no es real. Somos esclavos de nosotros mismos y de la bulla exterior. Creo que es conveniente retarnos a pensar porqué pensamos lo que pensamos y creemos lo que creemos. Que nos atrevamos a ver a las personas sin filtros y amemos y respetemos sin escrúpulos. Que nos animemos a examinar lo más profundo y seamos libres.
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón;
ponme a prueba y sondea mis pensamientos. — Salmo 139:23 (NVI)
— Charlie!