Se me olvidó escribir, y todo está bien

Este fin de semana pasado andaba en México: ¡Qué espectáculo de lugar! La gente, los lugares, la comida… sí señor, la comida exquisita y deliciosa que comen en todo ese país, todo me pareció de lujo.

¿Alguien dijo “chilaquiles”?

Y la cuestión es que la estaba pasando tan bien paseando, que se me olvidó escribir el domingo anterior. Cuando me di cuenta que era domingo y no había escrito, ya estaba a punto de dormirme y la verdad decidí descansar, pero me sentía como mal por “no ser constante”.

Cuando alguien intenta quitarme mis enchiladas

Ya, con esta entrega, es la novena vez que les comparto algo de lo que tengo adentro, y en serio lo hago para poder aportar algo a las personas que me rodean, pero especialmente lo hago porque es algo súper terapéutico para mi. Lo que no me imaginé es que varia gente me fuera a “reclamar” por no haber posteado nada esta semana, en tan poco tiempo de estar haciendo esto. No fue mucha gente, fueron como 5–6 personas, pero me llenó de alegría saber que estaban pendientes a lo que tenía que compartir, y me sentí como mal por haberlos “decepcionado”.

“Sí mirá, es que estaba en México y se me olvidó, pero ahora en la noche, o en el aeropuerto lo hago” es lo que decía ayer lunes a los reclamadores. Pero en eso, mientras iba volando de vuelta a Costa Rica terminé el libro Emotionally Healthy Spirituality (Scazzero, P. 2006), donde el autor hablaba en una de las conclusiones, sobre la importancia de descansar, y tiraba una frase que me encantó:

“Trust God to run the universe without you” // “Confía en que Dios seguirá a cargo del universo sin vos”

Querétaro está lleno de iglesias lindísimas

Y ahí me di cuenta que no tenía que apurarme a escribir lo que “tenía que” escribir. Este domingo no escribí, pero lo estoy haciendo hoy. No se trata de romper la disciplina por romperla o porque no me importe, pero se trata de confiar en que Dios (la vida, o como quieran llamarlo) sigue adelante y está en un control más allá del que podemos entender y descansar en eso. A veces es cuestión de parar, y darnos cuenta que no podemos controlarlo todo. Y eso está bien. Está bien a veces no tener las respuestas o las soluciones inmediatas a todo lo que nos abruma. Esta bien, a veces dejar el trabajo a las 4:30 pm (ojalá antes) a tomarse un café o una birra con alguien querido. Está bien decir “hoy no voy a medir porciones, y me voy a comer esos tacos”.

“Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.” — Salmo 46:10 (NVI)

Yo no soy Dios. Y en serio no quiero serlo, pero muchas veces inconscientemente creo serlo o pienso que necesita de mi ayuda. Pero a veces, hay que distraerse un poco y dejar pasar un blog post, para poder darnos cuenta de eso.

-Charlie!