El arte de las pequeñas victorias

No sé ustedes, pero yo siempre paso planteando y replanteando metas para mi vida. En especial la parte del replanteo cuando dichas metas no se van cumpliendo para nada como lo esperaba.

Yo tengo un bullet journal, pero jamás se ve tan chiva como este

Les menciono algunas de mis metas de este año:

  • Leer 6 libros en el año: Es decir, uno cada 2 meses. Por ende, si ya se fueron Enero y Febrero, se supone que ya me leí un libro ¿la realidad? Llevo como 2 capítulos del libro con el que inicié. FAIL.
  • Hacer ejercicio al menos 4 veces a la semana: Todo iba muy bien hasta esta última semana cuando un resfrío y la pereza me atacaron, y no fui ni una sola vez al gimansio ni a mejenguear ni nada. Solo corrí las cortinas en las mañanas (pu-tu-tum-tssss con el chiste de tata).
  • Visitar a mis abuelitas al menos 1 vez al mes y llamarlas 1 vez a la semana ¿la realidad? Cero visitas y como la mitad de las llamadas esperadas. FAIL y nieto decepcionante.

Y estás derrotas son las que me obligan a replantearme constantemente, pero más allá de llevarme a ser estratégico, la verdad es que primeramente me “deprimo” por mi falta de compromiso o de mi bajo porcentaje de éxito, y esto me lleva a paralizarme y rendirme de forma temporal o hasta permanente.

Pero este año, Dios me ha estado enseñando a realmente disfrutar la vida y a entender que mis metas y sueños son un motor para mi, y que yo no soy el que trabajo para ellas.

“Suave, suave Charlie ¿cómo? ¿o sea que no tenemos que esforzarnos o ponerle en nuestras metas?” Jamás nunca estoy diciendo eso. Lo que me refiero es a que no tengo que esclavizarme y martirizarme por mis sueños. Sí, tengo que buscarlos, ponerle al 110%, ponerme la 10… pero cuándo algo no suceda ¿saben qué? No pasa nada, la vida sigue. Y cuando digo que no pasa nada, no estoy minimizando las consecuencias de nuestra inconstancia o falta de compromiso o mala suerte o malas decisiones, sino que me refiero a que son oportunidades para que replanteemos y sigamos adelante.

El verde significa que sigamos caminando

Es una invitación a ir en el día a día: ¿Qué me estoy enfrentando hoy? ¿qué puedo hacer hoy? ¿qué va a quedar sin hacer hoy? ¿qué tengo hoy?¿a quiénes puedo disfrutar hoy? ¿a quiénes puedo amar hoy? ¿a quiénes puedo perdonar hoy? ¿a quién puedo honrar/cuidar hoy?

“Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy” — Mateo 6:34 (NTV)

Y si le pongo atención a las preocupaciones, deberes y metas; también tengo que ponerle atención a las pequeñas victorias que componen esos sueños grandes.

  • Hoy sí hice ejercicio
  • Hoy comí súper bien 3 de 5 comidas
  • Hoy solo puteé a 2 personas manejando
  • Hoy pude terminar mi to-do list del trabajo
  • Hoy sí oré
  • Hoy solo vi 30 minutos de Netflix
  • Hoy salí de deudas
  • Hoy me aguanté a ir a comer afuera para ahorrar.

Ese cumplimiento de pequeñas metas diarias son el motor para entender que cada día son nuevas oportunidades para seguir adelante.

“Grande es su fidelidad;
 sus misericordias son nuevas cada mañana.” — Lamentaciones 3:23 (NTV)

Y si entendemos esto, podemos darnos cuenta que eso que tenemos: el ya y el ahora, lo podemos disfrutar muchísimo más, podemos recargar pilas apenas para seguir en el día que nos sigue.

Así que, ¡adelante! Come tus alimentos con alegría y bebe tu vino con un corazón contento, ¡porque Dios lo aprueba! ¡Vístete con ropa elegante y échate un poco de perfume!

Vive feliz junto a la mujer que amas, todos los insignificantes días de vida que Dios te haya dado bajo el sol. La esposa que Dios te da es la recompensa por todo tu esfuerzo terrenal. Todo lo que hagas, hazlo bien, pues cuando vayas a la tumba no habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni sabiduría. — Eclesiastés 9:7–10 (NTV)

Lo más chiva de esto, es que Dios mismo nos invita a disfrutar: a comer, beber, chainearnos, rodearnos de personas que amamos y a sentirnos satisfechos de nuestros esfuerzos diarios, porque la vida es una sola y se nos puede acabar muy rápido.

Vamos un paso a la vez, un día a la vez y una victoria a la vez.

Charlie!