Me comprometí, y da un poco de miedo

Como muchos sabrán, me comprometí con Sol, el amor de mi vida.

Y si hay algo que me voy a llevar a la tumba cuando muera es la satisfacción de haber sacado ese “sí” de su boca mientra se combinaban las emociones entre risa y llanto (DE FELICIDAD por supuesto). Y a pesar de que es lo mejor que he presenciado, si soy muy sincero no es suficiente para estar tranquilo. Y NO, NO ESTOY TENIENDO DUDAS (ya casi les explico a lo que me refiero).

La noticia ha sido muy bien recibida por las personas que queremos y tenemos a nuestro alrededor. En serio muchas reacciones han sido así:

Lo cual es altamente gratificante y en serio hace que uno se sienta super amado y respaldado de la decisión que tomamos. Pero si soy muy sincero, esto tampoco es suficiente para estar tranquilo. Y NO, NO ESTOY DICIENDO QUE NO ME AFECTAN SUS OPINIONES (bueno, un poco, pero ya casi les explico a lo que me refiero).

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Hace un buen rato yo sabía que Sol es la mujer con la que quiero compartir el resto de mi vida. Mis sueños, metas, anhelos, miedos, complejos, vergüenzas, lo cotidiano y lo extraordinario… Pero “llévela del cuello ¿verdad mae?” era una de las frases que más se repetía en mi cabeza, acompañada de una seguidilla de frases de inseguridad como:

• “Mae, no la asuste…”
• “Mae no haga loco, los dos están viviendo en dos países diferentes…”
• “Mae pero no tenés ni plata…”
• “…es más, no tenés ni una propuesta de brete…”
• “…webón, no sabés ni dónde vas a vivir…”
• “¿y la deuda de la U?”
• ….

Y lo curioso es que esas frases, no solamente eran un reflejo de mis inseguridades, sino también es que eran acertadas. Mis condiciones actuales no son las más ideales para pensar en comprometerme. Y empecé a convencerme que, sí, no era el momento ideal para comprometerme. Mejor desacelerar y esperamos a que todo se acomode. No suena mal ¿verdad?

Decisión definitiva: Misión Compromiso se suspende hasta tener un panorama más favorable y lleno de paz.

Pero saben ¿qué es lo chiva de las “decisiones definitivas”? Que muchas veces no son tan definitivas, y nos espera otro camino muy distinto.

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Una noche antes de dormir estoy viendo una prédica de Steven Furtick, en la cuál él argumentaba cómo quienes atentamos contra nuestra paz somos nosotros mismos con nuestro perfeccionismo:

• “Yo voy a tener paz cuando…
  • … me gradúe.
  • … consiga un trabajo.
  • … pague la deuda de la U.
  • … X, Y o Z que me trae estrés se termine.”

Pero la verdad es que Dios nos promete un camino de paz, dónde Él es ese camino. Él no es mis expectativas perfeccionistas, Él es mi paz. Y ese ejemplo lo vemos en el puro inicio de la vida de Jesús, dónde nació en un pesebre, en medio de animales, con gente no muy deseada a su alrededor, y huyendo de un rey que mataba a los niños… y en medio de ese escenario catastrófico y desfavorable, nacía la paz encarnada en un hombre.

“Mae ¿qué tiene que ver la historia del pasito con tu compromiso?” TODO, porque gracias a mi deseo por querer controlar todo, no reconocía la paz que ya tenía a mi disposición, que necesitaba para poder dar este salto. Pero aún en este momento de claridad, nada más me pareció una curiosidad que resonaba en mi corazón: “Dios ¿me estás diciendo lo que creo que me estás diciendo?”

Tan solo la mañana siguiente mientras leía mi Biblia, Dios me cacheteó con el siguiente versículo:

“Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”.”

Isaías 41:13 (NVI)

Y ok, ya ahora sí le entendí a Dios ¡Vamos con todo!

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Y entonces en un resumen muy ejecutivo de los 15-22 días cuándo todo pasó:

1. Me puse a buscar anillos, y todo se salía de mi presupuesto, comencé a auto-sabotearme nuevamente, pero Dios seguía resonando en mi cabeza el versículo que les compartí antes.
2. Una amiga (gracias Ary) me dio un contacto buenísimo de una joyera increíble en Costa Rica
3. La joyera tenía unas piezas a precio especial, y entre esos ahí estaba el anillo perfecto tal como una vez Sol me lo había descrito, y calzaba tal con lo que tenía disponible en mis posibilidades. Listo, comprado.
4. Hablé con los papás de Sol para tener su visto bueno, y gracias a Dios me dieron la bendición.
5. Mi papá (gracias Papi), se encargó de recoger el anillo y coordinar el flete.
6. Otra amiga (gracias Mariajo) venía a Madrid, y me hizo el favor de traer el anillo.
7. Fui con Sol a Portugal a pasar fin de año.
8. Pudimos alquilar un carro nuevo a un precio casi que regalado y pudimos hacer una excursión por el oeste de Portugal, y cuando estábamos en el punto más al oeste de Europa le dije a Sol: “Mi amor, estamos en el punto más al Oeste de Europa, pero quiero estar en el norte más norte, el sur más sur y el este más este de los rincones del mundo con vos, es decir dónde sea ¿querés casarte conmigo, formar una familia y perseguir juntos a Dios?” y estamos comprometidos.

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Y en ese momento, con un espectacular atardecer y con el amor de mi vida asegurado para siempre, todo era perfecto, excepto porque no lo era. Mis condiciones circunstanciales seguían siendo las mismas. Me comprometí y me da un poco de miedo de qué sigue para nosotros… Pero la perspectiva de mi corazón sí ha cambiado, porque cuando Dios me dice: “No temas, yo te ayudaré”, puedo descansar tranquilo y con la paz de que Él nos estará acompañando y ayudando.

Y esto sí es suficiente para estar en paz y tranquilo.

Claro y como un regalo de gracia sobre gracia, tengo esta sonrisa que me ayudará a recordarlo constantemente toda nuestra vida:

-Charlie!

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English translation at Medium.