Reflexiones del yugo

Generalmente al trabajo yo me le refiero como “brete” o “el yugo”. Pero realizando una búsqueda rápida me encuentro los siguientes sinónimos a la palabra “trabajo”, según Google:

  • Ocupación,
  • Faena,
  • Labor, 
  • Tarea, 
  • Curro, 
  • Chamba, 
  • Obra…

Y creo que los he utilizado todos en distintas ocasiones y no suenan tan mal ¿verdad? Pero la lista de sinónimos no termina ahí:

  • Penalidad,
  • Dificultad,
  • Molestia,
  • Fatiga…

La lista cerraba con esas cuatro palabras, y me quedé analizando que (lástimosamente) también me he visto usando cualquiera de ellas (o similares) cuando me he referido a mi trabajo. Creo que la verdad es que en nuestras vidas podemos ver lo que hacemos por ocupación como una labor para sacar una meta adelante o como una penalidad que tengo saldar por mi condición de clase obrera.

Y me puse a reflexionar sobre esto en mi vida laboral en los últimos meses que actualizaba mi curriculum vitae. Como muchxs saben yo soy ingeniero civil y emprendedor, y he tenido la oportunidad de laborar en empresa pública y en empresa privada, y también he podido laborar como un raso más o como alguien que toma decisiones. En fin un poco de todo: un soyla

Actualmente, laboro en una empresa de desarrollo inmobiliario. Me encanta mi trabajo. El ambiente laboral es genial. Me gustan mis proyectos y lo que puedo hacer con ellos. Y una de las cosas que más valoro actualmente es que mi oficina sea tan cerca de mi casa (15 minutos aproximadamente). Y esto último lo menciono porque mi antiguo trabajo no era nada cerca. Yo vivo en Escazú y mi antigua oficina era en Coronado, lo que se traducía en mínimo 3 horas al día detrás del volante en presas. Y esto era una razón de peso para que yo no disfrutara para nada ir a trabajar. Me gustaba lo que hacía y me llevaba bien con mis compañeros, pero la manejada me frustraba y arruinaba casi que todo el resto. 

En esa temporada de mi vida, el ser agradecido por mi trabajo y lo que hacía requería de… trabajo. Esto es algo que experimentamos todos en algún momento de nuestras vidas. 

Creo que todos hemos escuchado la famosa frase de Confucio que dice:

“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”

Confucio

Y muchas veces he pensado que ese mae de fijo no era ingeniero civil o project manager. Me atrevo a decir que la mayoría de ustedes también han pensado como yo: “¡Confucio no seas tan jetón webón! Vos no sabés lo que es lidiar con mi trabajo / mi jefa / la manejada / el estrés…”. Y creo que esa condición no es del mundo moderno. Creo que por algo tengo un recordatorio que me dice:

Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él. 

Colosenses 3:17 (NVI).

Hay momentos en la vida en los que nuestras pasiones, nuestras fortalezas y nuestra experiencia colisionan en nuestro trabajo y el agradecimiento brota y fluye sin esfuerzo alguno. Pero en otras ocasiones nuestro agradecimiento se convierte en un ejercicio de nuestra fe, por medio de cómo confiamos en que Dios (la vida, el universo, como quieran llamarlo) está usando nuestra experiencia para formarnos en personas que puedan reflejar mejor el propósito para el que estamos en esta tierra en este momento. Es en esos momentos donde me cuesta estar agradecido en los que yo tengo que recordarme que realmente no solo trabajo en función a mí mismo, sino que voy buscando un propósito más grande. Yo quiero trabajar para Dios, y quiero entender que él sí se da cuenta de cada uno de los pequeños (y grandes) sacrificios que hago para lograr sacar cada trabajo y proyecto que me propongo.

Hace unos días vi un cómic que me puso a pensar bastante:

“Los perros sí se satisfacen fácil”

Y me puso a pensar porque me he dado cuenta que soporto una sobre carga de trabajo o un trabajo que no me gusta por el simple hecho de ganar plata, de inflar mi billetera, de solamente satisfacerme con el cheque de pago, cuando en realidad tengo que ver mi trabajo como un medio por el cuál puedo beneficiarme yo o la gente que me rodea. Es así como puedo también me recuerdo que no se trata nada más de los billetes. En ese ejercicio de agradecimiento tengo que recordar las bendiciones o beneficios que producen mi brete, como pagar mis deudas, tener un carro, aportar a mi casa, poder comer y beber con la gente más cercana en mi vida…

“Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado.” 

Eclesiastés 5:18 (NVI).

Mi trabajo en Coronado, no era el perfecto fit para mi carrera profesional, pero hoy estoy agradecido por haber pasado por ahí. Dios no solo usó esa etapa para proveerme de un salario que me permitió hacer muchas cosas, sino que hoy por hoy sigue usando dicha etapa para para mostrarme lo bendecido que soy hoy por poder trabajar en un lugar que me encanta y también poder dedicar tiempo a mi emprendimiento. 

Al final, siento que es Dios quién da vida y no mi trabajo, así que estoy agradecido por cada buen regalo que vienen de su mano, inclusive por aquellos que no parecen tan buenos en este momento.

-Charlie.

1 pensamientos sobre “Reflexiones del yugo”

  1. Nuestra vida no debe girar alrededor de un trabajo debe ser motivada por un propósito.
    Y conocer nuestro propósito en la vida es lo que la torna interesante.
    Conocer nuestro propósito y vivir en consecuencia a él nos permitirá realizarnos como mejores personas.
    Conocemos cual es el propósito de nuestra vida ? Y mas aún cual es en Cristo Jesús?

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