En serio vieran lo que me gustan las bodas. La fiesta y la alegría que se contagia es algo que me encanta experimentar. Pero siempre me gusta pensar en la mística de lo que se está viviendo ahí:
- Dos personas decidiendo pasar indefinidamente el uno con el otro hasta un momento de mortalidad.
- Dos personas incluyendo en esa unión a Dios, generando un vínculo aún más sólido y trascendental… ETERNO.
- Muchas personas siendo testigos de ese compromiso, reflejando la importancia de la comunidad y la familia.
- Una celebración con comida, con bebida que nos recuerdan que la vida se disfruta, se saborea.
Hoy dos de mis mejores amigos se casaron, y el factor común en la ceremonia fue uno: El amor de Dios. Y hoy una vez más recordé que de eso se trata. De Dios y solamente Dios.
Ale me dijo ahora que lo felicitaba: “Mae yo estaba emocionado por claramente casarme con Mich y lo que ella significa, pero quería que Dios se viera glorificado”, y vaya si así fue.
Una vez más recordé que “nada tiene sentido y todo es correr tras el viento” sino aceptamos la invitación de hacer que “cuente”. Gracias David por recordárnoslo hoy.
Gracias Ale. Gracias Mich. Gracias Dios. Muchas felicidades.
-Charlie!