“Y ahora ¿quién podrá defenderme?”

El sábado tuve el chance de ver un rato en la tarde Chespirito ¡Qué genio! Todos los personajes son súper bien estructurados y vacilones a pesar de que el humor es tan básico. Obviamente, los más queridos son El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado, y con este último el sábado mientras veía tele algo me llamó poderosamente la atención.

“ Más ágil que una tortuga… más fuerte que un ratón… más noble que una lechuga… su escudo es un corazón… es… ¡El Chapulín Colorado!”

No importa la situación que sea, todas las hazañas de este superhéroe poco común son la respuesta a un problema súper tonto de los más necesitados (por ejemplo en el episodio que veía el sábado se aparecían unos duendes en la casa de una muchacha), a lo cuál los personajes replican la famosa frase de:

“¡Oh! Y ahora, ¿Quién podrá defenderme?

Y este sábado fue diferente, apenas escuché esta frase, me pude ver a mi mismo en muchas ocasiones pensando exactamente lo mismo: “¿Y ahora qué? ¿cómo hago? ¿quién me ayuda?”.

Como en otra ocasión les he dicho, yo creo que Tragedia + Tiempo = Comedia y siento que muchas veces con el tiempo podemos darnos cuenta que nuestra vida es como un sketch de El Chapulín Colorado ampliado. A lo que voy es que así como en la serie los personajes se preguntan quién podrá defenderlos, e inmediatamente salta el superhéroe a responder: “Yo, El Chapulín Colorado”, creo que así también es nuestra vida:

“A las montañas levanto mis ojos;
¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor,

 creador del cielo y de la tierra.” — Salmo 121: 1–2 (NVI)

Si pongo atención, Dios ha estado conmigo en todo momento. Cuando le he clamado, ha respondido como:

“ Así que no temas, porque yo estoy contigo;
 no te angusties, porque yo soy tu Dios.” — Isaías 41:10 (NVI)

Esa respuesta es mucho más alentadora que escuchar a Roberto Gómez Bolaños. Y es que no importa por dónde sea que vaya caminando, él estará conmigo hasta el fin del mundo. No sé, estos días se me ha venido a la mente el siguiente versículo:

Aun si voy por valles tenebrosos,
 no temo peligro alguno
 porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta. — Salmo 23:4 (NVI)

Y cuando lo leo, se me viene la siguiente imagen a la mente:

🙂

Así me quiero sentir cuando pase por valles de sombra / muerte. Y es que esos valles no necesariamente se tienen que relacionar con un funeral. No. Son más bien todos esos momentos dónde sentimos que la vida no es plena. Es cuando las deudas me ahogan. Es cuando estoy aburrido en el brete pensando si tiene sentido seguir trabajando. Es cuando en el gimnasio me quiero morir y me estoy autosaboteando. Es cuando nadie puede salir un viernes con uno y toca quedarse solo viendo La Pensión… No importa la situación, en esos valles de sombra Dios está con nosotros. Solo nos falta clamar, poner atención a cómo responderá y disfrutar del proceso.

Los reto a que encuentren las 5 diferencias con la imagen de arriba

-Charlie!