Yo no sé diseñar

No sé si a ustedes les pasó, pero yo siempre he sentido como una presión por ser bueno o muy bueno en lo que hago. Es como una presión social extraña. No puedo decir que es algo que mis papás me exigieron de forma enfermiza, pero siempre he sentido como una responsabilidad extraña con la gente que me conoce y tengo cerca por ser muy bueno / exitoso en lo que sea que esté haciendo.

Siempre he tenido una actitud de “ponerme la 10”, y es algo de lo que me he sentido orgulloso. Me cuesta muchísimo decir no, y me cuesta muchísimo no hacer las cosas buscando la excelencia, pero hay momentos en los que por más buena actitud e inclusive aún con muy buenos resultados, si soy sincero conmigo mismo, yo soy el que no he estado bien del todo por sobrecargarme de tareas o estrés.

Con esto no estoy diciendo que no disfruto lo que hago, o que quiero de dejar de buscar mis mejores esfuerzos con los resultados que traigan. Lo que estoy diciendo es que a veces está bien reconocer nuestros propios límites y dónde nos encontrarnos hoy en día.

Por ejemplo, yo le manejo las redes sociales y el website a mi mamá (una decoradora súper gata, como podrán ver por acá y por acá), y a pesar que no soy ningún Community Manager o un diseñador gráfico, creo que he hecho un trabajo decente. Ahora bien, está bien entender que estoy aprendiendo y que mis resultados son conforme a lo que puedo hacer ¿verdad? El problema es que yo no lo veía así hasta hace poco. Yo me frustraba al saber que una imagen no me quedaba como me la imaginé en la cabeza, o que un posteo no recibió tanta atención como esperaba. Eso me cargaba (me carga realmente). “Mae manda huevo, póngale, siga adelante, ahorita la pega…”

Espero que entiendan mi punto. Yo no estoy en contra de “ponerse la 10”. Yo no estoy en contra de dar el 110% y de seguir aprendiendo. Lo que estoy en contra es de muchas veces negar nuestra realidad.

Descripción gráfica de “Ponerse la 10” por los capitanes Bryan Jafet Ruiz González y Walter Centeno Corea (faltan 18 días para el mundial) (este montaje lo hice en Paint)

El año pasado don André Garnier tuvo un conversatorio en LEAD University y le hacían preguntas sobre sus manera de hacer negocios y cómo había logrado ser exitoso en muchas de sus empresas. Don André tiene un currículum de lujo y yo que he tenido la oportunidad de pasar tiempo con él, me he dado cuenta que “se las sabe todas” y que además sabe inspirar y transmitir sus ideas. Y le hicieron la siguiente pregunta:

Muchacha: — ¿Qué tips puntuales podría darle a alguien que quiere innovar en la Inteligencia Artificial?

Don André: — Le voy a ser muy sincero, eso se sale de mi área de conocimiento…

Don André nos pudo haber dicho lo que fuera (inclusive hasta nos pudo haber mentido), y se los prometo que yo y un montón de gente más le hubiéramos creído. Él tiene un montón de pruebas que lo respaldan como innovador, pero su respuesta se me grabó en la cabeza. Él estaba reconociendo sus límites, e inmediatamente me pregunté si yo era capaz de reconocer los míos.

Como lo puse en el título de hoy, yo no sé diseñar pero estoy dispuesto a seguir aprendiendo y mejorando. Pero no quiero venderle la idea a mi mamá de qué sí soy un diseñador y no necesita más de lo que yo le puedo ofrecer (tranquila Mami, no voy a dejar de ayudarte).

Últimamente me he estado enfrentando a reconocer mis límites. He estado aprendiendo a que debo saber comunicar mis emociones. He estado aprendiendo sobre contabilidad financiera. He estado aprendiendo a cocinar (hace poco hice unos huevos duros espectaculares).En fin, he estado reconociendo mis límites, y eso me ha hecho más humano (creo).

Está bien reconocer los propios límites pero no para desesperarnos o deprimirnos. Está bien porque nos recuerdan que somos humanos, que nos necesitamos los unos a los otros, pero también que a veces necesitamos de algo más. En estos días he estado entendiendo también que Dios es más grande que nuestros límites y debilidades, y eso me lleva a no desalentarme cuándo veo una pared frente a mi. No tengo que cargar solo mi vida.

»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana». Mateo 11:30 (NVI)

Espero que esto les recuerde que están bien dónde están. Que están bien no sabiéndolo todo. Que están bien mientras que aprenden. Todos estamos en lo mismo.

-Charlie!